Alexandre Farto (Vhils, desde el año 2000) se para del otro lado de la acera y mira a lo lejos a su equipo trabajar la pared de La Choza –acceso al complejo de residencias del campus– y mientras los ve, siempre en tono calmo, fuma y cada calada la acompasa con el sonido que los taladros emiten al tocar con sus brocas la pared.
Vhils sin duda destaca por una sencillez radicalmente honesta, es un artista de grandes ligas, pero no necesita comportarse como un rockstar. Él mismo admite que la fama no es algo que le llame a atención. Sin embargo, no se debe confundir su sencillez con inexperiencia: su obra está expuesta en distintos espacios públicos y privados en Portugal, Francia, Estados Unidos y China.
“Scratching the surface” es el proyecto de Vhils y del cual forma parte su primera intervención en Monterrey y novena del Programa de Arte Público DistritoTec.
La técnica que utiliza Vhils consiste en taladrar el muro para ir creando figuras en la superficie al mismo tiempo que una parte de las capas interiores quedan expuestas.
Vhils llegó esta técnica después de reflexionar en su ciudad natal sobre la adición constante de capas que históricamente habían tenido los muros. Es como si de pronto hubiera entendido que las paredes hablan y que había manera de escucharlas.
Su ciudad natal, Lisboa, en los 70 fue parte de un movimiento muralista, en los 80 se popularizaron los anuncios publicitarios en muros, a partir de los 90 el grafiti ganó terreno en la capital portuguesa. La inquietud de Vhils giraba en torno a la acumulación de capas: se pintaban grafitis y luego se pintaba el muro de blanco y luego otra vez lo grafiteaban y así sucesivamente.
Su búsqueda es la de revelar las entrañas de las paredes, ese testigo ineludible de la ciudad, y dar voz a las historias que el proceso histórico de cambio que viven las ciudades guarda entre capas de pintura y de cemento.
“No son solo muros, son objetos que absorben la historia y que hablan de cómo nuestra sociedad está basada en el consumo y cómo todo es desechable. Yo quería llegar con un concepto en el que en lugar de añadir a las capas de la historia, pudiera comenzar a extraerlas y exponerlas, no solo como tal, sino construyendo imágenes que fueran relevantes para la localidad y fue así como comencé con este concepto.”
De ahí se entiende la fijación de Vhils con los “héroes cotidianos”. Porque de fondo se vuelve una metáfora impecable acerca de quién es el principio y el fin de las ciudades: las personas.
“Es ir en sentido contrario a la idea de que el espacio público debe estar ocupado por íconos o gente que es superior al resto. Lo que trato de hacer al poner héroes del día a día e íconos del diario en la ciudad es que cualquiera se pueda identificar y de ese modo empoderar a la gente común”.
Este principio de empoderamiento de la gente común está también plasmado en la obra que realizó para el Programa de Arte Público de DistritoTec.
“Preparando el boceto decidimos que el rostro proyectado fuera femenino, es una oportunidad para indicar que ese futuro esperanzador que se está construyendo desde los jóvenes incluye, sin duda, una sociedad que ofrezca oportunidades para todas y todos”.
La defensa de Vhils a la ciudad y a rescatar sus principios pasa por una relación estrecha con lo urbano y el contexto que la ciudad brinda a la vida de cada una de las personas:
“Todos estamos afectados por los alrededores de donde vivimos. Por eso es muy importante la participación de la gente en el diseño de las ciudades y creo que las personas deben estar involucradas en cómo pensamos las ciudades del futuro y la forma en que las vivimos. Creo que el arte y la cultura juegan un rol en eso también”.
“El Arte Público vuelve a la ciudad más humana y por eso debe estar presente. Te hace crear un diálogo y te hace el espacio público más interesante. En estos tiempos nos conectamos únicamente a través de redes sociales y las pantallas de los celulares, es importante que el espacio público logre crear proyectos interesantes para relacionar a las personas y que haga de la ciudad un lugar donde la gente comparta ideas”.
Para el portugués existe en la ciudad un proceso continuo de abrirse a la ciudad a través de sus espacios y, de ese modo, generar un sentido de pertenencia a la ciudad y de humanización de la misma.
“El proyecto que se está haciendo aquí y los artistas que están involucrados son un buen inicio de ello. Tan pronto como creas una relación con la gente que está pasando de un punto A a un B en la ciudad y comienzas a brindar espacios donde es posible contemplar diferentes obras, estás abriendo la ciudad a las personas y la gente está abriéndose, al mismo tiempo, a la ciudad”.