En el imaginario regiomontano se sigue favoreciendo y privilegiando la movilidad del automóvil por encima de cualquier otro medio de transporte, en contrasentido a la pirámide de movilidad consensuada por expertos. Mientras se sigan planteando soluciones a los problemas de congestionamiento vial con esta visión, la realidad es que poco o nada mejorará la movilidad en la Zona Metropolitana de Monterrey (ZMM).
A pesar del rechazo generalizado a usar, apoyar o incluso imaginar soluciones que se alejen del uso del automóvil, hay quienes deciden ir a contracorriente y optan por volver al uso de la bicicleta en zonas urbanas; es por ello que moverse en bici se ha convertido en un acto de rebeldía.
En la zona del DistritoTec y sus alrededores, cada vez son más los que se atreven a desempolvar la bicicleta. En un ejercicio informal de pura observación, nos dimos cuenta que hay ciclistas transitando por la Rotonda Garza Sada, Av. del Estado, Junco de la Vega y otras calles; en su mayoría, se trata de estudiantes foráneos. Se les puede ver con sus mochilas y sus cascos, pedaleando nerviosos y con la mirada hacia todos lados para evitar accidentes al cruzar las calles.
Uno de ellos es Gerardo Morales, quien ha vivido cerca del Tec desde hace dos años pero fue apenas a principios del semestre que optó por el transporte en bici. «Llegó un punto en el que me di cuenta que no tiene caso usar el carro para moverme uno o dos kilómetros», comentó. «Pero no ha sido fácil, hay mucha hostilidad hacia los ciclistas y la mayoría de las veces voy con miedo».
Gerardo, como otros estudiantes, prefiere andar por calles residenciales en colonias, aunque muchas veces es inevitable lidiar con los autos en las avenidas y, en ocasiones, invadir las banquetas por seguridad. A pesar de las dificultades, la bicicleta le da más libertad para desplazarse en la zona.
Para Carlos, vecino del distrito, la bici es su medio de transporte favorito. «Llevo años usándola para ir al jale porque se me hace la manera más fácil de moverme. De esta manera me evito tráfico, autobuses y aprovecho para hacer ejercicio», dijo. Aunque a veces se vuelve difícil lidiar con los carros, agregó que después de un tiempo es sencillo agarrarle la onda.
Gerardo y Carlos no son los únicos ciclistas de la zona. Al contrario de lo que se suele pensar, cada vez hay más personas que se atreven a salir a pedalear a pesar de los carros, del sol y hostil cultura vial de la ciudad. Por fortuna, y ambos coinciden en esto, el plan de circulación en las afueras del Tec les favorece.
El uso de la bicicleta significa un bienestar a nivel individual y colectivo y es un síntoma de que se vive un cambio social. Ésta facilita la convivencia en el espacio público y entre otros usuarios por su contacto directo con el entorno. Utilizarla nos lleva a cuestionar el papel del auto en la ciudad e induce a un uso más racional de éste. También asegura la disminución de velocidad de los autos y por consecuencia garantiza la seguridad de los peatones.