Sobre la Av. Eugenio Garza Sada, en la colonia Tecnológico, se ubica una pequeña repostería cuyas vitrinas saltan a la vista por estar repletas de pequeños bocados franceses. Su nombre es Mille Délices, un tesoro dulce en el DistritoTec que, además, cuenta con un espacio al aire libre que da la bienvenida a mascotas.
Arabela Aguilar y Benjamín Bidel son los dueños del lugar, dos chefs reposteros que comparten el amor y antojo por esos momentos golosos que todos tenemos. «A veces se nos antojaba algo más elaborado, pero pues nos encontrábamos con que teníamos que ir a un restaurante más caro a cenar, solo porque queríamos el postre rico», nos comenta Arabela, así que decidieron elaborar su propio pan para venderlo en los mercados locales.
Un año después de haber empezado a hacer postres para eventos y mercados, decidieron abrir un local en donde pudieran ofrecer a sus clientes todas sus creaciones dulces. Y un día al pasar por Garza Sada, Arabela vio el local y supo que era el lugar perfecto para poner la repostería. «Yo estudiaba en el Tec y mi papá daba clases, como siempre nos movíamos por aquí me gustaba la zona estudiantil». Así fue como nació Mille Délices.
La meta era crear un lugar en donde te pudieras escapar de tu oficina y tus tareas, en donde pudieras encontrar una opción distinta al típico cupcake o concha. Por la ubicación y la dinámica de la zona DistritoTec, Mille Délices se convirtió en el punto de reunión del grupo de vecinas que se juntan para el chisme mañanero, de los estudiantes que necesitan estudiar y hasta de maestros que necesitan recargar energía para las siguientes clases.
Las luces cálidas y los tonos menta y crema crean un refugio relajado y acogedor para quien llegue caminando de un largo día de estudio. «Tenemos esa ventaja, es una zona en la que hay mucha variedad y es muy caminable», dice Arabela, que se acuerda de sus días estudiantiles mientras pasan chicas con su cajita de Mille Délices.
La repostería ha logrado crear un lazo con la comunidad, pues la atención es cálida y nunca faltan las sugerencias de quienes están detrás de la barra para guiar tu antojo con base en tus gustos; además, es un lugar en donde la barista saluda a tu perro y donde hay personas que planean su trayecto con tal de pasar por Mille Délices. «La experiencia sería diferente si hubiéramos puesto la tienda en otra zona, porque aquí hay personas de todos lados y hay mucha atención al servicio», dice Arabela.
No solo hay una variedad de clientes, también hay negocios con giros similares. «Todos tenemos nuestra propia especialidad», comenta Arabela, «así como hay locales que su fuerte es el café, el de nosotros son los postres». Se ha creado una sinergia entre los locales: «van por su café a Azúcar Morena y luego pasan por un croissant aquí, por ejemplo».
A dos años de haber empezado, Arabela y su socio planean expandirse para ofrecer su repostería francesa a más personas con gustos culpables. Sin embargo, tienen claro que no quieren convertirse en una especie de franquicia para nunca perder el sentido personal y de comunidad que se ha creado a través de cada bocado de éclair, tarta de frutas o croissant de almendras.
Visítalos en el número 2762 de la esquina de Av. Eugenio Garza Sada y Av. Luis Elizondo