¿Cómo te mueves de tu casa a tu trabajo, escuela o cualquier otro destino en la ciudad? Si vives en Monterrey, lo más probable es que lo hagas en un vehículo motorizado: ya sea como conductor de tu propio carro o como pasajero en un automóvil particular, taxi, Uber o camión.
El actual diseño urbano le da prioridad a la infraestructura vehicular para «conectar» a diferentes zonas del área metropolitana. La dinámica económica y social de la ciudad «así lo requiere», pues muchas personas tienen que recorrer largos trayectos — a veces intermunicipales — para llegar a su destino, ya sea por razones de trabajo, escuela o esparcimiento.
Cada vez que estiramos la mancha urbana hacia la periferia sumamos más autos al caos vehicular, pero no solo eso, esto provoca que cada vez se preste menos atención a la infraestructura peatonal. La rutina de salir de casa para subir a un vehículo y llegar a nuestro destino nos ha distraído de una actividad primordial: caminar. El mal diseño de las calles, la falta de mantenimiento, el calor, la sensación de inseguridad y una escasa oferta de actividades comerciales, culturales y recreativas cercanas, han abonado a esa falta de interés de recorrer a pie las calles.
Pero esta dinámica no es irreversible. Para comenzar a revertir esta situación debemos conocer cuáles son los beneficios de movernos a pie, aunque nos intimide el calor y las distancias, para propiciar un cambio de prioridades: del arreglo de baches y la expansión de las grandes avenidas, al arreglo de banquetas y el impulso de actividades atractivas y cercanas en nuestras colonias.
Las investigadoras Emily Talen y Julia Koschinsky, de la Arizona State University, estudiaron los beneficios de las colonias compactas, peatonales y con diversidad de actividades, en contraste con los suburbios que dependen de los automóviles. Encontraron que, en general, este tipo de áreas con accesibilidad y de prioridad peatonal traen beneficios de salud, mejoran la seguridad y crean un sentimiento de comunidad.
Movernos en auto puede darnos un cierto sentimiento de seguridad (encapsulados en un espacio climatizado donde podemos poner un seguro contra el exterior), sin embargo, se ha demostrado que tener personas caminando por los espacios urbanos los hace más seguros. La urbanista Jane Jacobs argumentaba que las calles peatonales tienen el beneficio de tener ojos que miren a la calle: la vigilancia natural que surge de tener personas yendo y viniendo todo el día.
La confianza en nuestros propios espacios también contribuye a las interacciones sociales que fomentan la creatividad y elevan los niveles de participación ciudadana. Talen y Koschinsky encontraron en sus estudios que los vecindarios compactos y peatonales tienen niveles más altos de interacción social, un mayor sentido de comunidad y más altos niveles de confianza.
¿Qué se puede hacer? Aunque nuestra ciudad está dividida por avenidas y autopistas casi imposibles de cruzar, podemos buscar alternativas de movilidad. Conocer nuestras colonias y parques o elegir caminar cuando tenemos que recorrer distancias cortas, son pequeñas acciones que nos encaminan a convertir nuestras comunidades en espacios amigables que podamos habitar con confianza.