Bodega Cero busca que las personas vivan una vida libre de residuos al ofrecer alimentos, productos de limpieza e higiene personal sin empaques desechables.
Una tienda concepto enfocada en el consumo consciente y sostenible llegó a DistritoTec desde mayo de este año y en tan solo unos meses se ha vuelto un ícono de la zona. Se trata de Bodego Cero, un emprendimiento que busca que las personas vivan una vida libre de residuos.
Karla González y Mariangeles (Marianch) Martin, quienes están a cargo del proyecto, se conocieron al ser activistas por el medio ambiente. Ambas son apasionadas del tema y, al moverse en el mismo ámbito, un día coincidieron en una conferencia y conectaron.
Karla y Marianch llevan tres o cuatro años de haber decidido llevar una vida libre de residuos. Marianch dejó el auto desde hace cinco debido a la contaminación de la ciudad. Poco a poco se involucró en el tema al investigar sobre su huella de carbono, la contaminación plástica y la basura que generamos. Por su parte, Karla comenta que estudió sostenibilidad, se dedica de lleno a ese tema y también da clases al respecto.
Bodega Cero nació, entre otras razones, de una intención en común por demostrar que una vida libre de residuos sí es posible. A las dos les habían dicho que su esfuerzo por el medio ambiente estaba muy bien, pero ponerlo en práctica era difícil, pues las personas preferían la comodidad a la que estaban acostumbradas. De modo que apostaron por facilitar el adoptar ese estilo de vida al ofrecer en un mismo lugar alimentos, productos de limpieza y de higiene personal, todo a granel y sin empaques desechables.
En el camino notaron que ya había algunos esfuerzos que se estaban dando en la ciudad, pero que implicaban para quienes los realizaban el dar muchas vueltas para conseguir lo que necesitaban. “Nos dimos cuenta que Bodega Cero funcionaba como el lugar que unía todas las acciones que la gente ya estaba haciendo”, explica Marianch. “Fue unir esfuerzos aislados que existían en la ciudad”.
Inspiradas también por la apertura de este tipo de tiendas en otras partes del mundo, iniciaron con su primera sucursal en el centro de Monterrey en 2018. Un año después inauguraron su segunda sucursal en DistritoTec. “Llegamos aquí porque nos encanta la iniciativa que está haciendo una ciudad más amable, una ciudad caminable, una ciudad más humana, accesible”, señala Marianch. Además de que sus clientes pedían contar con una opción para vivir una vida libre de residuos en el sur de la ciudad.
“Cuando se abrió la oportunidad de participar por un local”, cuenta Karla, “para nosotros era lo ideal y nos aventamos, tal vez con un poco de no certeza en el proceso, pero hasta ahorita ha sido un proceso muy gratificante. Estamos súper contentas de estar por acá, por exatecs y por lo que representa la zona, por cómo se está renovando y lo que están promoviendo en la comunidad”.
Incluso su incorporación al DistritoTec generó pocos residuos, pues lograron recuperar cerca del 80 por ciento de los materiales que ya se encontraban en el lugar. “Como nuestro logo y nuestros colores son muy neutrales ya se adecuaba la mayoría del local a eso. Un poco de pintura, un poco de limpieza, muebles nuevos y se acabó”, dice Karla.
Lo que más les llamaba la atención, recuerda, es que tiene un biciestacionamiento para motivar a sus clientes a llegar en transporte distinto al auto, algo que han logrado en la sucursal del centro.
La misión de Bodega Cero, más allá de ser una tienda, es que las personas se vuelvan consumidores conscientes. “Ser consumidor consciente es sí comprar sin empaques desechables o evitar los desechables, pero también es comprar local, comprar productos que no sean nocivos para el medio ambiente, que no sean nocivos para tu salud, que no sean nocivos para tus mascotas, para tus niños, que no contaminen el aire”, explica Karla.
Para lograr esa misión cuentan con mayoría de proveedores locales y hasta presumen que el 77 por ciento son mujeres. Además organizan talleres, dan conferencias y comparten el conocimiento con sus clientes ahí mismo en la tienda. “En la actualidad hay que cuestionar lo que estamos comprando, a quién se lo estamos comprando, cómo son las condiciones en las que están siendo producidas y la intención de Bodega Cero es facilitar ese conocimiento”, señala.
Marianch agrega que también buscan llegar a otras partes de la ciudad como San Nicolás o Cumbres y que sea como su supermercado, su tiendita de la esquina y el lugar donde van a aprender o enseñar. “Nos encanta que vienen familias enteras y a veces mamás vienen porque sus hijos o sus hijas los trajeron o vienen abuelitos y aquí hacen memoria de cómo vivían ellos sin tanto plástico”, asegura.
Para Marianch el mayor impacto que puede tener Bodega Cero es que las personas hagan conciencia del consumo que realizan. Mientras que Karla confía en que los estudiantes y personas jóvenes que viven en el área serán quienes puedan hacer cambios a futuro. “Van a ser los que tomen las decisiones en un futuro ya cercano… y quizás van a ser los de gobierno, los de empresas grandes, etcétera; tienen mucho que aprender de esos temas para que luego tomen también mejores decisiones para nuestro planeta entero”, dice.