A tan sólo un mes de la inauguración de este espacio, las superficies de madera de FabCafé ya están en espera de los creativos de Monterrey. Esta cafetería está hecha para trabajar: es un local pequeño dividido por un tapanco, con contactos de electricidad en cada lugar para atender cómodamente las necesidades de freelancers, emprendedores y todo tipo de público.
Como explica Diana Pérez, una de las dueñas del local, es un espacio de innovación en el que se ponen a disposición de la comunidad creativa herramientas de fabricación digital. Uno de sus atributos principales es contar con una cortadora láser e impresora 3D, pero el espacio no está limitado a diseñadores. Más bien, Diana extiende la invitación a personas de diferentes disciplinas —ingeniería, arquitectura, arte, etc.— para que acudan a compartir sus proyectos.
FabCafé Monterrey fue fundado por Diana junto con sus dos hermanos: Liliana y Alejandro Pérez. Además, actualmente cuentan con el apoyo de su socia y amiga Bty Martínez. Todos tienen estudios en diseño: Alejandro estudió diseño digital y animación 3D en Estados Unidos, mientras que sus hermanas y Bty se graduaron de la licenciatura en diseño industrial del Tec de Monterrey.
Diana menciona que siempre había querido tener un negocio, pero fue hasta que dieron con FabCafé que esto fue posible. En un viaje de trabajo de su mamá, quien trabaja en el Tec, conoció a los dueños del FabCafé en Barcelona y le pareció un espacio interesante y diferente. A partir de ahí, se pusieron en contacto con los dueños de FabCafé en Japón para establecer una relación y traer en colaboración el modelo a Monterrey.
Y aunque el que está ubicado en la Plaza Tec, sobre la Av. del Estado, es el primer local de este tipo en el continente, es el décimo FabCafé en el mundo. La idea original que comenzó en Japón ya se ha extendido a varios países de Asia y Europa, tiene como propósito proporcionar un laboratorio de fabricación, o «FabLab», que no requiera membresía.
«Gran parte de la ideología de FabCafé es que sea abierto. Comparte información, colabora, aprende», menciona Alejandro.
Los hermanos Pérez explican que no es una franquicia de los otros FabCafés, sino una colaboración. Mantienen contacto con todos los otros locales en el mundo para poder discutir sus estrategias de comunicación y compartir su contenido y actividades. Alejandro agrega que uno de los mayores atractivos es la cultura de ayuda mutua que ahí se desarrolla y detona, pues todo se basa en conocimiento compartido y tener una actitud de colaboración.
«Parte de la magia de esto es que conectamos a gente por medio de la taza de café», agrega Bty. «No es como un cowork o un hub, es este espacio donde la gente puede reunirse de la manera más natural que encuentre, que es compartiendo algo tan sencillo como un café, para hablar de las cosas que le gustan y poder crear a partir de eso».
«Queremos que el talento mexicano se dé a conocer a nivel internacional», afirma Diana, quien confía en que la colaboración con los demás FabCafés proporcionan un medio más rápido para compartir el trabajo creativo de Monterrey con el resto del mundo.
Bty también apuesta por la colaboración, pues considera que «a los mexicanos no se nos da muy naturalmente». Por esto, busca generar una comunidad creativa en Nuevo León y el norte de México, adoptando esta práctica y al mismo tiempo aportando algo nuevo desde la perspectiva mexicana.
Este espíritu de colaboración es también una de las razones por las que decidieron ubicarse en DistritoTec. Siempre tuvieron en mente estar cerca de una universidad, y por su conexión personal con el Tecnológico de Monterrey buscaron estar en la zona.
«Todos somos Tec», dice Diana. «Después surgió esto de DistritoTec y nos encantó, vimos el proyecto y todo. Nos gustó mucho toda esta comunidad».
Liliana destaca que es una zona de emprendedores, mientras que Alejandro cree que el proyecto tiene una visión a futuro interesante y muchas oportunidades de crecimiento.
«Es sumar a alguien más, porque al final todo suma para que el DistritoTec pueda ser una simbiosis de la sociedad y los ex-alumnos y alumnos y lo que está alrededor para que crezca», agrega Bty.
Los hermanos reiteran que este espacio no es sólo para diseñadores, sino que está abierto a los talentos y disciplinas que quieran innovar, compartir conocimiento, dar talleres. Y, claro, qué mejor que esa experiencia pueda acompañarse con un buen café.
Alejandro destaca el valor que tiene el tomarse un buen café al discutir ideas, pues es algo que da energía y abre la mente, y este es su principal objetivo: crear un lugar donde haya discusiones y donde se puedan crear cosas nuevas.
«Todos los grandes movimientos culturales, ideológicos, en la época moderna se dieron en cafés».
Puedes visitar FabCafé en el 3er piso de la Plaza Tec, en Av. del Estado 213. ¿Quieres saber más? Visita su sitio web para enterarte más sobre su concepto y actividades próximas.