Uno de nuestros principales males como sociedad en México es haber perdido la confianza. Si no hay confianza, hay miedo. Si hay miedo, no hay esperanza. Si no hay esperanza, no hay esfuerzo. Si no hay esfuerzo, no hay resultados. Y como no hay resultados, no hay confianza en que el poder de transformar las cosas está en nosotros mismos.
Desde hace un tiempo trabajamos en la iniciativa DistritoTec. Con ella buscamos reconectar a la universidad con el entorno urbano y detonar un modelo de interacción que genere valor para todos. Estamos convencidos de que es posible generar valor para todos.
A 20 meses de lanzar la iniciativa y con el esfuerzo y talento de mucha gente se han logrado algunas cosas increíbles. Sin embargo, a medida que el proyecto avanza y se posiciona, están emergiendo en algunos teorías de conspiración, críticas y miedos sin fundamento, juicios inválidos, rumores.
Lo que preocupa no es sólo que esto se dé, estamos conscientes de que una iniciativa de esta naturaleza es compleja y que tenemos mucho trabajo por delante. Lo que preocupa es que un grupo mucho más pequeño que el grupo que participa, logre magnificar mensajes incorrectos predisponiendo negativamente a otros y generando una fuga de energía colectiva.
En esta situación, desde nuestro punto de vista, no gana nadie.
Tenemos la oportunidad de que el trabajo que estamos y seguiremos realizando en el DistritoTec y los aprendizajes que toda esta experiencia está generando, puedan construir un ejemplo que ayude a revertir esta dinámica de desconfianza que nos tiene como país paralizados. Pero para tejer en micro para impactar en macro, debemos asumir el compromiso de informarnos, preguntar, abrirnos al diálogo, participar activamente, compartir con otros, construir juntos…
¿Y si lo hacemos?