Monterrey ha crecido exponencialmente en los últimos años. Para muestra, la mancha urbana se quintuplicó de 1980 a 2010. Ya sea en automóvil particular, transporte privado (taxi, Uber, transporte escolar, entre otros), transporte colectivo o cualquier otra forma alternativa de transportación, los ciudadanos de esta ciudad buscamos a diario la manera de movernos de un lado a otro.
Ante este panorama, resulta algo curiosa la elección de negocio de José Miguel Alegría: venta y servicios a bicicletas. El lugar es Ecobikes y se ubica en Río Pánuco 2609, en la Colonia Tecnológico.
José Miguel notó durante el año 2008 que los negocios de sustentabilidad estaban con una tendencia a la alza, por lo que buscó la manera de abrir un negocio de transporte alternativo, con la idea de que fuera algo no contaminante.
Antes de entrar propiamente al negocio de las bicicletas, optó por los bicitaxis: un tipo de triciclo similar al rickshaw, los vehículos ligeros de dos ruedas que se desplaza por tracción humana y que son muy usados en países asiáticos.
Las vertientes del negocio —ambas de gran importancia— eran la publicidad ecológica móvil y el tema turístico con un medio de transporte sustentable. De esta idea surge el nombre de Ecobikes: una ruta turística de bicitaxi —o tricitour, como lo llamó en ese tiempo— en el centro de Monterrey. Sin embargo, ante la situación de inseguridad que prevaleció en la ciudad durante el año 2010, el negocio de bicitaxis no pudo concretarse.
«Estaba muy adelantado a mi época y hoy lo sigo estando», dice muy seguro José Miguel. «Sin embargo, por sustentabilidad, o por supervivencia comercial, tuve que empezar a buscar variantes del negocio».
En busca de alternativas, comenzó a participar en la vía recreativa que se llevaba a cabo en el lecho del río Santa Catarina, previo al huracán Alex. Al cerrar ésta después del desastre natural, se volvió a preguntar: ¿qué hago con mis bicicletas? Entonces surgió la idea de convertirse en importador y distribuidor de bicicletas para diferentes ciudades del país. Comenzó con ciudades como Mérida y Guadalajara, pues sentía que estaban más adecuadas y preparadas para el uso de bicicletas como forma alternativa de transporte.
Después de un tiempo, a José Miguel aún le quedaban bicicletas disponibles. Entonces empezó a rentarlas a un bajo costo a estudiantes extranjeros y foráneos en los alrededores del Tecnológico de Monterrey, pues «prefería el 5{e0953eead8fde5ca4a0b77dbdc18db81e26d585b5f2499eab697b1aa227fae09} de algo, que el 100{e0953eead8fde5ca4a0b77dbdc18db81e26d585b5f2499eab697b1aa227fae09} de nada». El uso intensivo de las bicicletas provocó una nueva necesidad de mantenimiento, arreglos y ajustes, por lo que empezó a diversificar su negocio al agregar estos servicios en la tienda.
José Miguel afirma que «la filosofía del negocio es el servicio sobre todas las cosas», ya que los productos en sí se pueden conseguir a través de una amplia variedad de fuentes, pero el servicio no.
Esta idea se reafirma con el servicio que bautizó como «alivianamos a tu vieja», que es básicamente un programa de recuperación de bicicletas en desuso —muchas veces regalos de cumpleaños o navidad que se oxidan por falta de uso— para ponerlas a rodar de nuevo.
Las cantidad de bicicletas en desuso y mal estado son un recordatorio de que más que un medio de transporte, se utilizan como juguetes en una ciudad como Monterrey.
Pero José Miguel tiene una visión diferente, hasta un tanto optimista. «Como ciudadano estoy a gusto, aunque no en el escenario ideal: el escenario ideal es Holanda, los Países Bajos, que hay 5 bicicletas por cada familia […] Pero no empezaron así». Considera que Monterrey está corrigiendo sobre la marcha, lo cual vuelve el proceso más costoso y lento, y que por esto estamos atrasados en el tema de movilidad. Dice que estamos de cierta manera enfermos, pero que el problema ya se identificó y sólo sigue tener un tratamiento.
«¿Qué tenemos que hacer nosotros? Cada uno, pues, salir a la calle, tomar nuestros espacios», dice convencido. Al usar su bicicleta para dar las vueltas del día a día, busca hacer visible el uso de este medio sustentable de transporte: que se pueda ver que la vía es de todos y no sólo del automóvil.
Existe una necesidad en esta ciudad de cambiar la manera de ver a la bicicleta y la cultura peatonal, como algo bueno, necesario y que hay que apoyar. José Miguel ha escuchado a gente decir que las ciclovías bajarán la plusvalía de ciertas zonas, es por ello que está convencido que hay que «romper con esa ignorancia».
A pesar de todo, tiene confianza. Su negocio es muestra de ello, pues a Ecobikes se acercan muchas personas que quieren moverse en bicicleta y que sí tienen una cultura de la movilidad sustentable. Aunque «todavía no conectamos el desarrollo urbano con la realidad, no lo montamos todavía en bicicleta».
Para empezar, José Miguel propone vehementemente el uso de la bicicleta y de las calles, porque, de no ser así, automovilistas seguirán estacionándose en donde no se debe, las banquetas seguirán en mal estado y los ciudadanos que van a pie o en ruedas seguirán desplazados.
Entre más gente use las vías en distintos modos de transporte, se podrá generar mayor seguridad entre todos los usuarios, sin importar que vayan en automóvil, bicicleta o a pie. La calle es de todos y, si todos la usamos, podremos respetar el ritmo y el espacio de los demás, o por lo menos de eso está convencido José Miguel. Ese es el escenario ideal de Ecobikes: uno en donde cada quien pueda usar la vía pública y convivir sin darle prioridad a un medio de transporte sobre otro.
«La ciudad se hace con ciudadanos, no se hace con cocheras ni banquetas ni vehículos. […] La bicicleta misma no es mágica, somos nosotros quienes elegimos cómo utilizar la vía».