Nuestra mirada cotidianamente se orienta a atender las pantallas que nos abruman con mensajes, imágenes y búsquedas de una cantidad aparentemente ilimitada de información. Sin embargo, mirar más allá de ellas nos permite abrirnos al mundo.
Elevar la mirada hacia el horizonte, contemplar el amanecer y el anochecer, las estrellas y la luna, y sucumbir ante la magnitud de las montañas, nos regresa a la experiencia de sentirnos parte de algo que nos rebasa. Mirar al cielo es voltear la atención hacia un espacio sin fin, salpicado con astros de tamaños y distancias inefables.
Volver a ver al cielo –después del encierro por la pandemia, por la enfermedad, por el trabajo o por la prisa diaria–. Abrirse a él es un acto de afirmación profunda de que somos una parte del cosmos y él de nosotrxs; es también abrirnos a la posibilidad de reconocernos parte de un espacio profundamente simbólico, tejido por las historias milenarias con las que hemos interpretado nuestro lugar en el universo, y de todo aquello que nos afecta.
Cielo abierto despliega una serie de reflexiones, herramientas, experiencias y potenciales sentidos al reencontrarnos con lo celeste, que redirigen nuestra mirada hacia ese espacio que siempre está presente y que contiene todo lo que existe, a pesar de que a veces nos pase desapercibido día a día.
Artista:
Curaduría:
- Gemma Argüello y Sara Medina
Créditos:
- Artista: Adrián Dávila
- Curaduría: Gemma Argüello y Sara Medina
- Asistentes de producción: Carlos Barrera y Guillermo García
Permanencia: 14.AGO-15.NOV.2024